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Posted by: Henry Humberto León Ariza Comments: 0

High Blood Press Cardiovasc Prev. 2020 Aug; 27(4):271-280.

 Hamed Kord-Varkaneh, Ali Nazary-Vannani, Zeinab Mokhtari, Ammar SalehiSahlabadi, Jamal Rahmani, Cain C T Clark, Somaye Fatahi, Fernando Zanghelini, Azita Hekmatdoost, Kehinde Okunade, Parvin Mirmiran

Se estima que en el mundo aproximadamente 40% de los adultos tiene hipertensión arterial (70% si se es obeso), lo que representa alrededor de 9.4 millones de muertes al año.

El manejo de la hipertensión arterial requiere  de educación, medicamentos, cambios de hábitos, ejercicio,  entre otras cosas. Esto ha llevado a que se plantee en varias ocasiones el posible efecto del ayuno y la restricción calórica en el manejo de esta problemática.

Esta revisión analizó la evidencia de múltiples estudios al respecto y el resultado es interesante. Tanto el ayuno intermitente (en sus diferentes formas) como la restricción calórica moderada han demostrado una disminución leve de las cifras tensionales. Esta disminución no ha sido lo suficientemente significativa como para decir que el ayuno intermitente y la restricción calórica se puedan adoptar como tratamientos únicos; sin embargo, sí podrían ayudar en el manejo integral de los pacientes; pues permiten una disminución de la inflamación, una reducción de la resistencia de la insulina, menos formación de radicales libres y una disminución en el porcentaje de grasa. Resulta interesante señalar que los mejores resultados de estos tratamientos se encontraron en las primeras 12 semanas; después de este tiempo los cambios no son muy grandes.

Es más que claro que muchas de las enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial se originan en gran medida por hábitos. Por lo tanto, es lógico pensar que un cambio en la nutrición puede ayudar, aunque sea en parte, a minimizar la evolución de estas enfermedades. 

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